Un estudiante en España

Spread the love

9000 km, esa es la distancia que me separa de mi isla natal, Reunión. Para llegar a España, tuve que tomar dos aviones: un vuelo de 11 largas horas hasta París, y luego otro de dos horas hasta Sevilla. Un verdadero periplo. Pero al llegar a España, entendí que había tomado la decisión correcta.

Desde nuestra llegada, nos ayudaron, incluso con la barrera del idioma. Una llegada cálida que vino acompañada de un impacto histórico, con ciudades que tienen mil cosas que contar. También un impacto culinario, con horarios diferentes a los de Francia. El idioma es un poco difícil de aprender, pero hay que practicar, y tenemos la suerte de vivir en Córdoba, rodeados de personas que intentan entendernos y ayudarnos. Un comienzo de experiencia enriquecedor que me da ganas de descubrir lo que viene después.