Seis mujeres que influyeron en Al-Ándalus

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A lo largo de la historia han habido muchas mujeres luchando por ser libres, independientes o simplemente buscando su espacio en un mundo controlado por hombres. En este artículo homenajeamos a seis mujeres del reino de Al-Ándalus que destacaron gracias a sus cualidades y se convirtieron en referentes en la época.

Wallada Bint Al-Mustakfi

Más conocida como Wallada, fue hija del califa cordobés Muhammad al-Mustakfi y una reconocida poetisa de la época.

Su figura es recordada por su activismo social a pesar de la represión que sufrían las mujeres en esta época. Aún no habiéndose casado nunca, ya que Wallada se consideraba una persona independiente tras ser considerada como indecente por sus atrevidos poemas, tiene numerosas aventuras amorosas, siendo la más importante su relación con el poeta y rival de la familia Ibn Zaydún, cuyos versos dedicados el uno al otro siguen siendo recordados en la actualidad.

La gran personalidad de esta mujer junto con su activismo en la poesía, llegando incluso a reclamar la igualdad de género como poetisa, es una de las razones por las que hoy en día se la recuerda como una de las mujeres más importantes de la historia del califato andalusí.

Lubna

Proveniente de una familia esclava que trabajaba para el entonces califa Abderramán III, consiguió resaltar por su inteligencia hasta el punto de convertirse en la copista oficial de palacio para poco después ser nombrada secretaria general del califa omeya de Córdoba Alhaken II gracias a sus amplios conocimientos en gramática y matemáticas. Su popularidad creció rápidamente entre las mujeres del reino califal, llegando a ser un referente para ellas e incitando esto a aprender a leer a muchas mujeres de la época.

A parte de ser la secretaria del califa, Lubna también ejercía como traductora, escritora y comentarista de manuscritos, así como escribía poesía en sus ratos libres en la biblioteca califal de Córdoba, la biblioteca más grande de todo Occidente, con más de 500.000 libros, la cual también conducía.

Hafsa Bint Al-Rakuniyya

Más conocida como al-Rakuniyya, fue una poetisa de las más importantes de la época. Proveniente de una familia de nobles bereberes de Granada, logró ser educadora de las princesas almohades gracias a su gran cultura y reputación en la capital granadina.

De esta poetisa es de las que más obras conservamos hoy con un total de 17 libros de poemas.

Aisa Bint Ahmad

Poetisa proveniente de una familia noble de la ciudad califal de Córdoba, fue una mujer con gran intelectualidad, muy culta y con gran capacidad de oratoria, escribía primordialmente alabanzas a los reyes, pero posteriormente se dedicó a componer poemas amorosos a sus pretendientes.

Subh (La Vascona)

Fue una mujer proveniente de Navarra o País Vasco, que fue llevada a Córdoba y convertida en esclava a muy corta edad, por lo cual fue criada en la religión y cultura islámica. Llegó a ser una persona muy culta, algo que interesó al califa omeya de entonces, Alhakén II, quien la convirtió en una de las mujeres de su harén y con quien llegó a tener dos hijos Abd al- Rahman (quien murió con tan solo 9 años) y Hisham II, quien reemplazó a su padre en el trono.

En gratitud por los dos hijos, Alhakén II dejaba salir a Subh fuera de las inmediaciones de Medina Azahara, algo que era impensable en la época debido a las limitaciones que las mujeres que componían el harén tenían que acatar. La gratitud de Alhakén II vino debido a que era homosexual, y Subh era la única de las esclavas que no se oponía a vestirse de forma masculina para mantener relaciones con él. Para hacer estas salidas anteriormente mencionadas, el rey califa le otorgó un nombre masculino, así como vestimentas propiamente masculinas y también le colmaba con numerosos regalos, dejando claro que era su favorita.

A pesar de ser esclava, el formar parte del harén de Alhakén le hizo tener la consideración de sultana y así ejerció su poder en el palacio teniendo presencia en la política islámica con su gran influencia y oratoria.

Onneca Fortúnez de Pamplona

Los orígenes de Onneca son de una familia noble vascona del Reino de Pamplona, fue atrapada tanto ella como su familia por los dirigentes musulmanes y convertida a esclava.

Poco después de ser capturada, fue llevada a Córdoba, donde se casó con Abdalá I de Córdoba, el séptimo emir omeya, y se convirtió al islam. Junto con Abadalá, tuvieron un hijo llamado Muhammad, que sucedió a su padre al trono después de su asesinato.

A pesar de que no Onecca no tuvo mucha vida activa en política ni en palacio, su gran sabiduría y cultura la hicieron convertirse en sultana del reino omeya de Córdoba.